Supongo que todos (salvo que hayáis pasado las últimas semanas aislados en una cueva) estaréis familiarizados con esta campaña del Banco Sabadell.
Se trata de una campaña que busca claramente la diferenciación del banco.
En la actualidad, la imagen de la banca, en general, está en uno de sus peores momentos, ya que (casi) todo el mundo la identifica como el principal desencadenante de la actual crisis. Además las continuas noticias negativas que aparecen en los telediarios (rescates, inyección de dinero público, sueldos e indemnizaciones millonarias de gestores de entidades a las que han llevado al borde de la ruina, caídas de los índices bursátiles “arrastrados por los bancos”, fusiones de cajas con problemas, bancarizaciones,…), hacen que cada día la, ya deteriorada, imagen del sector empeore más y más.
Y por ello, el Banco Sabadell, ha lanzado esta novedosa campaña, tanto en el fondo como en la forma.
En primer lugar ha recurrido al blanco y negro (casi desaparecido de la televisión), que dota a sus anuncios de una cuidada estética que capta al instante la atención del televidente, y evoca un tiempo pasado y, tal vez, mejor.
Además los anuncios son sencillos, directos y cercanos, conversaciones sobre el
futuro (como reza el título de la campaña), entre personajes conocidos, pero que no se prodigan en los medios más de lo necesario, y que no se caracterizan por ser especialmente polémicos o controvertidos.
Son como un oasis entre los anuncios y programas que transcurren a un ritmo acelerado (vertiginoso por momentos), reflejo del que rige nuestra sociedad, donde lo importante es hacer las cosas rápido (que no bien), y donde casi todo vale para alcanzar unos objetivos. Estos anuncios transmiten a quienes los ven, una sensación de tranquilidad, sosiego y seguridad.
Es como si, deliberadamente, Banco de Sabadell tratase evitar este presente, asociado a los problemas económicos, y quisiera fijar su atención en un futuro, en el que se puede superar la actual crisis, apelando a valores del pasado.